No hay nada grabado ni fotos de esta función tampoco.
Que rabia me dá, por que estos bolos en los pueblos son super interesantes.
Este día pasaron cosas muy graciosas. Varias.
-Fué un bolo en el paseo marítimo de Estepona en Septiembre, con toda su gente paseando, sus helados, sus bañistas, su paseo arriba, su paseo abajo. Y alli llegamos nosotros para acelerar el ritmo de esa tarde de final de verano con el calor propio de Málaga en estas fechas.
-Nos perdimos por el camino con la furgoneta y llegamos a media hora de empezar el bolo. Montamos el bastidor, pegamos el suelo de cartones, preparamos las pinturas y fijamos la tela al bastidor en 20 MINUTOS. 20 minutos es un mayor record de mi vida, no sé si podremos superarlo. No voy a decir que no, por si ocurre algo peor que esto.
-Los viejos que nos veían montar a toda hostia, por que estaba lleno aquello de ancianos sentados en sus sillas mucho antes de que nosotros llegáramos (ya digo, 30 minutos antes de empezar), al lío, los viejos nos decían: "trabajar que es lo que tenéis que hacer, trabajar y no hacer estas cosas" juas juas juas. Nosotros seguíamos montando por que no nos quedaba otra.
-No había duchas cerca. Con lo que tuve que lavarme en una ducha palmera en mitad de la playa. Creo que había un elefante de fibra de vidrio en ese oasis falso donde me pude duchar. Sacar la pintura con la que acabo en el cuerpo y pelo no es fácil y menos con un paseo marítimo observando a quien acababa de actuar absorbiendo cualquier intimidad. Allí estaba yo en bolas frotando y dejando aquello hecho un cristo. Después de la ducha me bañé en la playa un poco. Y de ahí, corriendo a desmontar.
-Todo volvió a su actividad habitual y nosotros nos volvimos para casa.
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Que rabia me dá, por que estos bolos en los pueblos son super interesantes.
Este día pasaron cosas muy graciosas. Varias.
-Fué un bolo en el paseo marítimo de Estepona en Septiembre, con toda su gente paseando, sus helados, sus bañistas, su paseo arriba, su paseo abajo. Y alli llegamos nosotros para acelerar el ritmo de esa tarde de final de verano con el calor propio de Málaga en estas fechas.
-Nos perdimos por el camino con la furgoneta y llegamos a media hora de empezar el bolo. Montamos el bastidor, pegamos el suelo de cartones, preparamos las pinturas y fijamos la tela al bastidor en 20 MINUTOS. 20 minutos es un mayor record de mi vida, no sé si podremos superarlo. No voy a decir que no, por si ocurre algo peor que esto.
-Los viejos que nos veían montar a toda hostia, por que estaba lleno aquello de ancianos sentados en sus sillas mucho antes de que nosotros llegáramos (ya digo, 30 minutos antes de empezar), al lío, los viejos nos decían: "trabajar que es lo que tenéis que hacer, trabajar y no hacer estas cosas" juas juas juas. Nosotros seguíamos montando por que no nos quedaba otra.
-No había duchas cerca. Con lo que tuve que lavarme en una ducha palmera en mitad de la playa. Creo que había un elefante de fibra de vidrio en ese oasis falso donde me pude duchar. Sacar la pintura con la que acabo en el cuerpo y pelo no es fácil y menos con un paseo marítimo observando a quien acababa de actuar absorbiendo cualquier intimidad. Allí estaba yo en bolas frotando y dejando aquello hecho un cristo. Después de la ducha me bañé en la playa un poco. Y de ahí, corriendo a desmontar.
-Todo volvió a su actividad habitual y nosotros nos volvimos para casa.
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